No soporto en mi boca esta fruta podrida
Ni en mis dedos infecta esta bestia maldita
Que roe y horada despiadada las bridas
Que a mi cordura procuro sirvan de guía.
En el trabajo te sientes más juzgado que los demás. Tus bajas, descansos necesarios, obligadas visitas médicas afectan a tu productividad. Te esfuerzas más allá de tus límites. Intentas producir más suficiente para que tu condición no lastre tu carrera. Unas veces lo consigues, otras tu estado te lo impide.
Tus superiores intentan entenderte, pero se topan con la realidad de los números. Tu productividad baja en periodos de dolor intenso. Tienes dificultades físicas y mentales que disminuyen tu rendimiento. Aunque intentes compensarlo en momentos menos intensos, a veces no es suficiente.
Sientes que tus compañeros te examinan tanto o más que tus jefes. Se comparan contigo. Te responsabilizan de tus paradas y tus ausencias como si fuesen decisión tuya, como si disfrutases de ellas, como si fuese un favor que ellos no tienen y también merecen. La realidad es que nadie merece esto. Si entendiesen lo que ocurre realmente no querrían padecer esos favores.