No hay ganzúa que abrir pueda
esta cerradura de carne atascada.
No hay mazo, ni ariete, ni clava
que reviente esta rueca envenenada.
Articulaciones desconocidas se presentan en tu vida con dolor. La inserción de las costillas en la columna y en el esternón también pueden ser víctimas de la inflamación. Hasta entonces ni siquiera eras consciente de que esa era una parte articulada de tu cuerpo.
No es una inflamación visible. Ni para ti ni para los demás. Pero la sientes perfectamente. Consigue que tu día a día se complique. La simple acción de estornudar, toser o incluso respirar hondo pasa a ser todo un reto al que enfrentarte.
Duele tanto que cuando sientes que estás a punto de estornudar se te corta la respiración. Entras en tensión completamente. Te manipulas la nariz para evitar el estornudo. Si es un tosido intentas no abrir la boca para que la caja torácica se mueva lo menos posible. Pero no siempre se puede evitar. Las veces que no lo puedes contener, lo que sientes es como un mazazo en el esternón con toda la furia de tu enfermedad concentrada en un solo punto.