Los días posteriores fueron muy agitados.
Empezamos a planear cómo queríamos hacer las fotos, qué fotografiar. Empezamos a montar el libro con los textos que lo acompañan, y compramos los dominios sabiendo que tarde o temprano necesitaríamos una web para poder publicar todo este trabajo. No teníamos por entonces mucha idea de cómo hacer la web, pero al menos si nos llegó para subir una foto y verla en tamaño grande.

Detalle Cadena Plástico

Detalle de la Cadena de plástico

Fue como tirarnos un jarro de agua fría por encima. Esas fotos que en el móvil, incluso en la tablet, quedaban tan geniales no eran suficientes. En un monitor de PC la cadena de plástico que habíamos usado no disimulaba tan bien. No disimulaba nada. Esto nos generaba un problema conceptual que había que solucionar: no podíamos permitirnos que el símbolo de la cronicidad se viese falso.

Tras unas horas de investigación, nos encontramos con que la solución no era tan complicada. Solo había que conseguir una cadena y unas argollas reales y oxidarlas. Para nuestra sorpresa el proceso de oxidación fue bastante sencillo, barato y rápido. Al cabo de unos días de el conseguir material, con sus anécdotas con el dueño de la ferretería al comprar las cadenas y la argolla, pruebas varias de oxidación, dimos con la solución espectacular. Aunque con un pequeño problema respecto a la anterior: el plástico no pesa, pero el acero sí. Un problema que se tornó en ventaja, porque ese peso ha dotado de un realismo a algunas fotos que habría sido imposible con una cadena falsa.

Boceto miradas

Boceto previo de la foto Miradas

Durante este tiempo, la planificación seguía su curso. El hecho de vivir a más de 200 kilómetros uno de otro nos exigía exprimir las sesiones de fotos al máximo. En la siguiente había que rehacer las que teníamos hechas con las cadena nueva, poder hacer nuevas para ir dando forma a todas las ideas que iban saliendo. Las conversaciones telefónicas daban paso a dibujos, los dibujos a nuevas conversaciones y así hasta que conseguimos tener unas cuantas fotos preparadas para tirar.

Era el momento de quedar, pero no podía ser tan sencillo. El coche de Antonio pide la jubilación, el taller que no responde como corresponde, por lo que viajar a Madrid es un riesgo que no se podía asumir. En otro momento habría sido un problema menor, pero para la sesión que estábamos planificando necesitábamos a uno de los peques y un viaje en tren no era una solución aceptable. Había que ponerse manos a la obra a buscar una solución.